Naranja: La sequía condicionó la oferta de verano

Los precios de las frutas y verduras siempre son tema de polémica. Recientemente, un estudio del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), publicó un monitoreo desde el cual trascendió el elevado registro que sufrió la naranja con un incremento anual del 432 % en el periodo que va de febrero de 2020 al mismo mes de 2021. Para entender este fenómeno es importante entender cuando se está midiendo y en qué momento del año estamos para la zona de referencia. En este caso el estudio tomó los precios registrados en el Mercado Central de Buenos Aires.

Las razones que explican el aumento de una de las frutas que más se consumen en el país son varias. Principalmente hay que decir que la sequía en las zonas productivas afectó a las plantaciones y generó menos volúmenes de naranjas para esta cosecha. De ahí buena parte de la diferencia entre un año y otro.

En septiembre del año pasado, muchos productores habían alertado ya que las plantas estaba sufriendo un importante estrés hídrico y preveían una disminución de alrededor del 50% de la fruta en planta. En el caso de algunas áreas productivas de Entre Ríos, la situación fue justamente la inversa durante algunos periodos de 2020. Ante la presencia de temporales y lluvias consecutivas se produjo la caída prematura de frutos junto y la podredumbre floral por el exceso de humedad. Esto implicó grandes perdidas de cítricos para los productores de la zona.

Para entender estos fenómenos estacionales es crucial conocer los momentos de producción en nuestro país. La naranja nacional se cosecha – si lo miramos con calendario en mano – inicialmente a fines de marzo, con las variedades tempranas de Salta, Jujuy y el norte de la región Litoral. En mayo se agrega la naranja de ombligo de la zona del Río Uruguay y más tarde la de Buenos Aires. A partir de junio se suma nuevamente cosecha en Salta y Jujuy de naranja Valencia que normalmente va para exportación; en julio se agrega la de Corrientes y posteriormente la de Entre Ríos. La recolección de variedades tardías continúa en los meses de agosto, setiembre y octubre. Esta fruta, «de inverno» a partir de estos meses y hasta marzo sólo se destina al mercado interno.

 

Es decir, en febrero la fruta de verano se acabó y la naranja que se cosecha en otoño-invierno todavía no ingresó a los mercados, lo que genera una ventana de escasez. La relación oferta y demanda tiene una alta incidencia en el precio, ya que si hay poca cantidad de fruta en stock y la demanda de los consumidores aumenta, el valor de este producto se eleva considerablemente.

Normalmente, el mercado interno absorbe el 66% de la producción total, las exportaciones representan el 10% y la industria el 24% del total. Se estima que los argentinos consumimos más de 13 kilos por habitante por año sólo de fruta fresca y la tendencia es a la suba motorizada en parte por un año atravesado por la pandemia. Argentina suele importar naranjas en los meses de febrero y marzo por razones estacionales y con el objetivo de completar la demanda en un momento en que es abastecida con la reserva de fruta conservada en cámaras de frío. Esto también explica que la medición en febrero tome esos números.

Más si vemos, que la fruta importada en febrero 2021 es de más de 800 mil toneladas, contra las 150 mil toneladas que se importaron en 2020 según lo informa el INDEC.

Hoy en los mayoristas de las zonas centrales del país – incluido el MCBA- el precio de un cajón de 22 kilos de naranja nacional oscila entre los $1700 a $2500. También ocupan los puestos, a raíz de estas faltantes, naranjas importadas: la fruta egipcia se encuentra a $2500 la caja de aproximadamente 12 kilos. Según los operadores, a pesar de los elevados precios de la fruta argentina, los clientes en su mayoría continúan eligiendo comprar la naranja nacional. Esto se debe a su buena calidad, es una fruta fresca recientemente cosechada y a que las cantidades por cajón son mayores.

 

Fuente: revistainternos.com.ar

2021-04-12T13:25:28-03:00

Naranja: La sequía condicionó la oferta de verano

Los precios de las frutas y verduras siempre son tema de polémica. Recientemente, un estudio del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), publicó un monitoreo desde el cual trascendió el elevado registro que sufrió la naranja con un incremento anual del 432 % en el periodo que va de febrero de 2020 al mismo mes de 2021. Para entender este fenómeno es importante entender cuando se está midiendo y en qué momento del año estamos para la zona de referencia. En este caso el estudio tomó los precios registrados en el Mercado Central de Buenos Aires.

Las razones que explican el aumento de una de las frutas que más se consumen en el país son varias. Principalmente hay que decir que la sequía en las zonas productivas afectó a las plantaciones y generó menos volúmenes de naranjas para esta cosecha. De ahí buena parte de la diferencia entre un año y otro.

En septiembre del año pasado, muchos productores habían alertado ya que las plantas estaba sufriendo un importante estrés hídrico y preveían una disminución de alrededor del 50% de la fruta en planta. En el caso de algunas áreas productivas de Entre Ríos, la situación fue justamente la inversa durante algunos periodos de 2020. Ante la presencia de temporales y lluvias consecutivas se produjo la caída prematura de frutos junto y la podredumbre floral por el exceso de humedad. Esto implicó grandes perdidas de cítricos para los productores de la zona.

Para entender estos fenómenos estacionales es crucial conocer los momentos de producción en nuestro país. La naranja nacional se cosecha – si lo miramos con calendario en mano – inicialmente a fines de marzo, con las variedades tempranas de Salta, Jujuy y el norte de la región Litoral. En mayo se agrega la naranja de ombligo de la zona del Río Uruguay y más tarde la de Buenos Aires. A partir de junio se suma nuevamente cosecha en Salta y Jujuy de naranja Valencia que normalmente va para exportación; en julio se agrega la de Corrientes y posteriormente la de Entre Ríos. La recolección de variedades tardías continúa en los meses de agosto, setiembre y octubre. Esta fruta, «de inverno» a partir de estos meses y hasta marzo sólo se destina al mercado interno.

 

Es decir, en febrero la fruta de verano se acabó y la naranja que se cosecha en otoño-invierno todavía no ingresó a los mercados, lo que genera una ventana de escasez. La relación oferta y demanda tiene una alta incidencia en el precio, ya que si hay poca cantidad de fruta en stock y la demanda de los consumidores aumenta, el valor de este producto se eleva considerablemente.

Normalmente, el mercado interno absorbe el 66% de la producción total, las exportaciones representan el 10% y la industria el 24% del total. Se estima que los argentinos consumimos más de 13 kilos por habitante por año sólo de fruta fresca y la tendencia es a la suba motorizada en parte por un año atravesado por la pandemia. Argentina suele importar naranjas en los meses de febrero y marzo por razones estacionales y con el objetivo de completar la demanda en un momento en que es abastecida con la reserva de fruta conservada en cámaras de frío. Esto también explica que la medición en febrero tome esos números.

Más si vemos, que la fruta importada en febrero 2021 es de más de 800 mil toneladas, contra las 150 mil toneladas que se importaron en 2020 según lo informa el INDEC.

Hoy en los mayoristas de las zonas centrales del país – incluido el MCBA- el precio de un cajón de 22 kilos de naranja nacional oscila entre los $1700 a $2500. También ocupan los puestos, a raíz de estas faltantes, naranjas importadas: la fruta egipcia se encuentra a $2500 la caja de aproximadamente 12 kilos. Según los operadores, a pesar de los elevados precios de la fruta argentina, los clientes en su mayoría continúan eligiendo comprar la naranja nacional. Esto se debe a su buena calidad, es una fruta fresca recientemente cosechada y a que las cantidades por cajón son mayores.

 

Fuente: revistainternos.com.ar

2021-04-12T13:25:28-03:00
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