El diario mercantil valenciano “El Levante” publicó una editorial sobre la crisis que la industria citrícola vive en esa región. Los problemas propios del sector sumergidos en una estructura contextual desfavorable.Las cooperativas agrarias terminaron por poner ayer el punto dramático que faltaba a la actual campaña citrícola al amenazar con la paralización inmediata de la recolección lo que supondría el envío al paro de 67.000 trabajadores empleados en estos momentos en la tareas de recolección confección y otras tareas de la fruta. Tal como Levante-EMV ha venido reflejando en los últimos días las alarmas han terminado por dispararse en el campo con una parálisis prácticamente completa del negocio al coincidir una cosecha muy abundante con un desplome de los precios provocados por muy diversas causas pero sobre todo por el retraimiento del consumo especialmente intenso en una Europa en crisis y el hundimiento de mercados alternativos como el ruso.
La actual situación en la que naranjas y mandarinas no tienen salida ni aun por debajo del precio de coste no sólo recuerda a la peor crisis de la historia como fue calificada la de hace dos años sino que incorpora elementos novedosos que la hacen aún más preocupante. Y no sólo en la Comunitat Valenciana sino también en el resto de autonomías productoras hasta el punto de que Andalucía ha promovido una reunión de todas ellas con el ministerio para mañana viernes.
La crisis al margen de sus circunstancias coyunturales ha puesto también de relieve los problemas estructurales que no se han solucionado en tiempos de bonanza y que ahora hacen todavía más difícil encontrar una salida.
La peor campaña
El diario mercantil valenciano “El Levante” publicó una editorial sobre la crisis que la industria citrícola vive en esa región. Los problemas propios del sector sumergidos en una estructura contextual desfavorable.Las cooperativas agrarias terminaron por poner ayer el punto dramático que faltaba a la actual campaña citrícola al amenazar con la paralización inmediata de la recolección lo que supondría el envío al paro de 67.000 trabajadores empleados en estos momentos en la tareas de recolección confección y otras tareas de la fruta. Tal como Levante-EMV ha venido reflejando en los últimos días las alarmas han terminado por dispararse en el campo con una parálisis prácticamente completa del negocio al coincidir una cosecha muy abundante con un desplome de los precios provocados por muy diversas causas pero sobre todo por el retraimiento del consumo especialmente intenso en una Europa en crisis y el hundimiento de mercados alternativos como el ruso.
La actual situación en la que naranjas y mandarinas no tienen salida ni aun por debajo del precio de coste no sólo recuerda a la peor crisis de la historia como fue calificada la de hace dos años sino que incorpora elementos novedosos que la hacen aún más preocupante. Y no sólo en la Comunitat Valenciana sino también en el resto de autonomías productoras hasta el punto de que Andalucía ha promovido una reunión de todas ellas con el ministerio para mañana viernes.
La crisis al margen de sus circunstancias coyunturales ha puesto también de relieve los problemas estructurales que no se han solucionado en tiempos de bonanza y que ahora hacen todavía más difícil encontrar una salida.