El control de plagas y de enfermedades en los cítricos a través de la conocida lucha química se está volviendo cada vez más difícil y sobre todo cuando las producciones finalmente se terminarán exportando. En los últimos años las autoridades sanitarias de la Unión Europea (principal mercado frutícola de la Argentina) reiteraron que van a retirar numerosos plaguicidas de gran difusión en el mundo de los cítricos.
La norma europea sobre residuos es restrictiva y están intensificándose los planes de vigilancia y de control en todos los países miembros sobre todo en los puertos de ingreso de la fruta de ultramar. Esto se debe fundamentalmente a que los plaguicidas inciden en dos aspectos muy sensibles en la opinión pública: la seguridad alimentaria (hay que garantizar la inocuidad) y la protección del medio ambiente (cuidar a los organismos benéficos).
La exclusión de químicos implica la retirada del mercado de sus formulados para dejar un vacío en el control de los organismos nocivos. A fines de 2006 en la UE se excluyeron más de 200 materias activas. Entre ellas gran parte de las que hasta ahora fueron las que más se utilizan en el campo de los cítricos.
Aunque todavía no se llegó al final de las restricciones lo cierto es que las posibilidades químicas de actuación contra las plagas de los cítricos se reducirá considerablemente en un corto plazo. En los cítricos la mayor parte de los problemas fitosanitarios se deben a plagas de insectos. El problema es que quedan pocos insecticidas y la repetición de tratamientos con esos productos conducirá con el tiempo a la aparición de resistencias.
Por otra parte si continúa el proceso de exclusión podría ocurrir que contra alguna plaga los productores se queden sin medios químicos eficaces de lucha. En la Argentina y en los países europeos todos los plaguicidas autorizados en cítricos tienen fijado un Límite Máximo de Residuos (LMR) determinado según criterios toxicológicos (para proteger la salud del consumidor) y agronómicos (según la Buena Práctica Agrícola). Si se emplean sólo los plaguicidas autorizados en cítricos y se usan en las adecuadas condiciones (dosis) que vienen especificadas en las etiquetas no tendría que haber problemas de residuos ya que los LMR se fijaron teniendo en cuenta los usos homologados de los plaguicidas.
En los cítricos donde la mitad de la producción se destina a la exportación el problema se complica debido a las discrepancias en las legislaciones sobre productos autorizados o sobre las diferentes tolerancias en LMR en los distintos países miembros de la UE.
Si bien hoy existen discrepancias entre países la UE viene armonizando los LMR de los plaguicidas para evitar obstáculos injustificados al comercio intra comunitario. Esa armonización avanza lentamente y hay naciones como Italia que restringen el uso de algunos fungicidas (guazatina) que sí están autorizados en países como España u Holanda.
El Senasa y las autoridades de la Secretaría de Agricultura de la Nación deberían pedir una urgente homologación a las autoridades de Bruselas para evitar conflictos que a lo único que conducen es a encarecer el proceso exportador y a desalentar las exportaciones. Y esto es lo que ocurrió este año al ser retenida fruta argentina en todos los puertos de Italia. Finalmente el conflicto se destrabó cuando (análisis de por medio en Italia) se comprobó que no había productos prohibidos y que además los cítricos argentinos respetaban los LMR autorizados.
Los exportadores argentinos a partir de la experiencia de 2007 tendrán que ser cuidadosos en los tratamientos a campo y en los de post cosecha.
Es normal que los problemas se repitan año a año en los diferentes puertos de Europa. En algunos casos los servicios sanitarios buscan residuos no autorizados y en otros valores que superen los LMR. Por eso habrá que ser responsables en origen y utilizar sólo plaguicidas autorizados para cítricos sin superar las dosis indicadas en las etiquetas y no olvidar que deben respetarse en el campo el plazo de seguridad es decir el período mínimo en días entre el tratamiento y la recolección. De esta manera ningún productor tendrá que preocuparse por los controles de sus envíos a los diferentes puertos de destino.
Por Ernesto José Caram – Sección Rural