Hoy se abrieron otros tres contenedores con cerezas, las que fueron calificadas «no aptas el consumo humano». Exportadores activan seguros.
Las autoridades de China hoy volvieron a abrir otros tres contenedores -hay que recordar que ayer abrieron dos y comunicaron que la fruta no estaba en condiciones para el consumo humano- dejando en claro los mismo conceptos que los casos anteriores: la fruta no puede ingresar al mercado de China con esas características. En las próximas horas, se dará a conocer un comunicado oficial con la decisión final que tomen los funcionarios de la aduana de China sobre los más de 1.300 contenedores de cerezas, hoy en la playa de consolidación del puerto de Nansha.
En diálogo con +P, Agustín Cornejo, gerente general de QC FRUIT, empresa especializada en control de calidad en destino, brindó detalles sobre el estado de la carga y los procedimientos que se están llevando a cabo en China.
Inspecciones y resultados alarmantes
La Aduana de China ha estado realizando inspecciones minuciosas a los contenedores, y los resultados no son alentadores. «Ayer se inspeccionaron dos contenedores y se encontró un alto nivel de pudrición en uno, y de partidura en el otro. Se enviaron muestras a análisis y los resultados determinaron que la fruta no está apta para el consumo humano», explicó Cornejo. Este martes se repitió el procedimiento con otros tres contenedores adicionales, y los resultados fueron similares: la carga fue considerada no apta para la venta. «No hay información oficial todavía sobre el destino de la fruta, pero lo más probable es que los contenedores sean destruidos», agregó el experto.
Costos millonarios para los exportadores
El proceso de destrucción de la carga implica un alto costo adicional para los exportadores. «El valor de destrucción es de 1000 dólares por tonelada, y cada contenedor transporta alrededor de 18 toneladas de cerezas, lo que implica un gasto de 18.000 dólares por contenedor, solo para su eliminación», detalló Cornejo. Pero esto es solo una parte del problema. Según cálculos del sector, el costo total de producción y transporte de la carga varada asciende a entre 110 y 130 millones de dólares, sin contar los costos adicionales de consolidación y distribución. A esto hay que sumar las pérdidas asociadas a la depreciación del producto y los riesgos para la imagen del sector.
El dilema de los seguros y la responsabilidad del desastre
Uno de los interrogantes clave es quién asumirá las pérdidas. «Los exportadores están activando sus seguros, pero no está claro si la responsabilidad recae sobre la naviera o sobre la empresa propietaria del buque», indicó Cornejo. El incidente con el Maersk Saltoro es inédito en la industria frutícola, y las aseguradoras deberán evaluar si se trata de un caso cubierto por sus pólizas.
Cornejo explicó que, en situaciones normales, las aseguradoras responden cuando hay fallas en la refrigeración de los contenedores, pero en este caso el problema fue mecánico, lo que podría generar un conflicto entre Maersk y los dueños del buque de origen singapurense. «Habrá que ver cómo Maersk activa sus propios seguros y contra quién establece responsabilidades», añadió.
Un mercado en baja y una imagen en riesgo
El mercado chino ya enfrentaba dificultades antes de este incidente. «Este año, los precios de la cereza han estado por debajo de los del año pasado», comentó Cornejo. «En octubre y noviembre los valores fueron buenos, pero a partir de enero los precios cayeron debido al exceso de oferta y la baja demanda pos-Año Nuevo Chino». Actualmente, la principal variedad en venta es Regina, con un precio promedio de 4 dólares por kilo, muy por debajo de los valores históricos.
Además, la crisis con el Maersk Saltoro podría impactar aún más en la percepción del consumidor chino. «Las redes sociales en China están llenas de comentarios sobre la fruta varada, lo que podría afectar la confianza en la cereza chilena», advirtió Cornejo. Ante este panorama, los exportadores y autoridades chilenas deberán tomar medidas urgentes para mitigar el daño y proteger la reputación del producto en su mercado clave. El desenlace de esta crisis marcará un precedente para la industria frutícola y su capacidad de respuesta ante imprevistos logísticos de gran magnitud.
Fuente: masp.lmneuquen.com