Los representantes de los distintos subsectores en la interprofesional Intercitrus entendieron que era necesario autoconvocarse a partir de febrero para debatir sobre la próxima campaña naranjera.

Fuera de todo corsé orgánico, los máximos dirigentes de todas las organizaciones del sector citrícola, en una misma mesa, acordamos sentarnos en abril para aportar propuestas y estrategias concretas que permitan valorizar los cítricos en todos los eslabones de la cadena, desde el agricultor hasta el consumidor, además de los operadores comerciales.

El empeño de esta iniciativa es abordar el devenir de la próxima campaña con tiempo suficiente para generar estrategias que nos permitan ganar a todos. El agricultor no está en condiciones de encajar otra mala cosecha. La rigurosa crisis que padecen los productores ya ha pasado factura a miles y miles de valencianos que obtenían rentas del campo. Y ahora nos jugamos el ser de la agricultura valenciana y del todo el valor añadido que confiere. El abandono de la actividad agraria trasciende más allá del agricultor, por cuanto impacta en la economía global, en la cohesión de nuestra sociedad, en el territorio y en el paisaje valenciano.

El principal sector exportador de la economía valenciana, líder en exportación citrícola mundial en fresco, generadora de renta y valor añadido que se queda en nuestra Comunitat, tiene que salir de este proceso inteligentemente y reforzado. Una buena imagen es positiva para todos. Si desaparece la materia prima de nuestro territorio perdemos todos, pues se quiebra la primera actividad exportadora valenciana, lo que propiciaría la deslocalización del tejido empresarial citrícola, que tendría que emigrar a otras regiones o encajar un creciente costo en transportes.

Todo esto se puede evitar si de verdad existe un compromiso firme de todos. Más que excusas, necesitamos soluciones. Nadie mejor que nosotros podemos aplicarlas. En abril se abre el telón. El sector, a escena.

autor: Enrique Belles