Tiene bandera liberiana, se llama ‘Premium do Brasil’ y en sus bodegas hay capacidad para cuatro millones de litros. El pasado sábado atracó en el puerto de Huelva procedente de Sao Paulo tras una primera escala en Ghent (Gante) para evacuar toneladas de zumo exprimido de naranja pasteurizado, con camiones cisterna a pie de muelle y con destino a la planta transformadora en la que el grupo J. García Carrión envasa una parte importante de su producción bajo la marca Don Simón.
Fletado por el gigante brasileño del zumo Citrosuco, el ‘Premium do Brasil’ no ha sido el único ‘Fruit Juice Tanker’ que este verano ha echado el ancla en el puerto onubense. El pasado mes de mayo descargó en la misma terminal el ‘Citrus Vita Brasil’, también de Citrosuco y con la misma mercancía, según desveló ‘ABC’ en Sevilla. Fue el primero, pero no el último. El pasado 29 de junio hizo lo mismo el ‘Carlos Fischer’, de igual capacidad, la misma bandera de Liberia y el zumo de naranja en su estómago. En total, según ha podido saber El Confidencial, tres barcos zumeros de Citrosuco han nutrido la envasadora andaluza de Don Simón en los últimos cuatro meses, una circunstancia que no se había producido hasta ahora.
Antonio Moreno, responsable de la planta de Huelva, asegura que la cantidad importada por mar desde Brasil no representa más del 2% del total de la producción que comercializa García Carrión. «Tiene como destino el mercado inglés. No hay ningún cambio de estrategia. Una parte de ese mercado prefiere zumos de Brasil y es nuestra forma de entrar en cadenas como Tesco. Gracias a ese zumo podemos comercializar el que envasamos de naranjas españolas, que es el 98%. Antes lo traíamos en camiones cisterna desde el norte de Europa. Pero utilizar el barco como medio de transporte es mucho más ecológico y encaja en nuestra política de reducción de emisiones», afirma a preguntas de este periódico.
Aunque García Carrión enmarca la contratación de zumeros brasileños en ese contexto puntual y defiende su contribución a campo español y sus acuerdos con los agricultores nacionales, el atraque inédito de los megabuques zumeros de Citrosuco ha desatado los nervios en el sector citrícola. Los productores locales temen que la entrada de barcos brasileños pueda consolidarse y repercutir más todavía sobre el precio y la capacidad de colocar la producción local. Los naranjeros nacionales destinan a zumo entre el 10% y el 20% de la campaña, en función de la temporada. La salida zumera es clave para rentabilizar naranjas en peores condiciones o que no dan el calibre, pero también para evitar que se desplomen los precios cuando hay excesos de producción en el mercado, redirigiendo cosecha al mercado del zumo.
«Nos preocupa porque nos hace una competencia muy fuerte», explica Cristóbal Aguado, presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja). «Brasil exporta la mayoría del zumo a Estados Unidos y Europa, principalmente concentrado. Pero ahora tiene una flota de barcos más modernos y los transporta en fresco, son zumos directos, que son los que se hacen aquí, de mayor calidad. Lo que pedimos a García Carrión es que compre todo lo posible en España. Las importaciones de zumo de Brasil pueden romper el mercado de precios. Además, allí se usan materias activas (pesticidas) que están prohibidas aquí. Es una competencia desleal».
«No debe de haber ninguna inquietud», contraargumenta Moreno, de García Carrión. «El que tenga naranja que no la tire porque la compramos toda. Somos los primeros defensores del campo español. Ahora mismo tenemos 1.500 hectáreas en explotación en la finca que más naranjas ha producido de toda Europa», señala Moreno sobre las explotaciones agrícolas que circundan la planta onubense. «Hemos alquilado otras 500 hectáreas en Huelva para ampliar capacidad productiva de naranjas españolas, incluso variedades que se habían abandonado», añade.
Citrosuco es uno de los tres colosos del zumo en Brasil, junto con Cutrale y Louis Dreyfus Company (LDC). En conjunto controlan casi el 80% del mercado mundial del zumo de naranja, bien directo pasteurizado (NFC, not-from-concentrate) o concentrado. Hasta ahora, sus barcos recalaban en los puertos de Ghent y Rotterdam, donde el jugo era envasado o transformado. Desde allí, cuando hay carencias de ‘stock’ propio en España, los principales envasadores —la propia García Carrión, Zumavesa (Sagunto), AMC (Murcia), Agriconsa (Algemesí) o las catalanas Nufri e Indulleida— importan el zumo brasileño en camiones cisterna desde el norte de Europa. Otras marcas como Granini o Júver hacen lo mismo, pero con el concentrado. Es lo que ha ocurrido esta campaña, por ejemplo, en la que la pandemia del covid ha disparado el consumo en todo el continente.
Pero la inquietud de los agricultores españoles es mayor si cabe por el futuro escenario comercial al que van a enfrentarse. Europa está cerca de dar luz verde al tratado Mercosur, un acuerdo de liberalización comercial entre el continente y los países sudamericanos Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, importantes productores agrícolas. El pacto de libre comercio contiene muchos aspectos positivos para el tejido productivo europeo, pero no es bienvenido por los citricultores españoles. Según establece, en el plazo de unos años eliminará prácticamente los aranceles al zumo de naranja, tanto el directo como el concentrado. «Hemos criticado el acuerdo con Mercosur por el problema de las materias activas y la deforestación de parajes naturales», afirma Aguado. «Lo que pedimos para el zumo es lo mismo que para la fruta fresca. Si García Carrión quiere hacerlo, debe dejar claro que el zumo que envasa procede de Brasil. Es lo mismo que decimos para la miel de China. Es importante que se sepa la trazabilidad y la procedencia del producto».
Mercosur se atasca
El Mercosur está pendiente de ratificación. Debería haberse producido este mismo año, pero la presión de los agricultores franceses (en su caso por productos cárnicos) y las dudas sobre la gestión medioambiental y de protección del Amazonas por el gobierno del presidente brasileño Jair Bolsonaro. En agosto del año pasado, el presidente galo Emmanuel Macron, amenazó con vetar el tratado por los incendios en la salva amazónica. La semana pasada, un grupo de expertos entregó un informe al Ejecutivo francés advirtiendo sobre la ausencia de garantías medioambientales y el riesgo de un incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero. «El nivel de ambición de este proyecto de acuerdo es insuficiente como herramienta para que nuestros socios comerciales asuman mejor el problema climático y la protección de la biodiversidad, principalmente a través del respeto al Acuerdo de París», asestó Francia.
Las dudas tienen réplica en Alemania, que ocupa la presidencia europea este semestre. La canciller Angela Merkel se ha distanciado del acuerdo por la continua deforestación de las selvas amazónicas brasileñas y todo indica que el tratado de Mercosur, tras 20 años de negociaciones, volverá al congelador al menos unos cuantos meses más.
Fuente: elconfidencial.com