Se esperan definiciones para los próximos días. Desde Economía aseguran que las retenciones no se frenan. Vilella confió que están en «stand by».

Preocupación. Esa es la palabra que más suena entre los productores y empresarios frutícolas tras los trascendidos sobre la aplicación de retenciones para las economías regionales. Desde el entorno del ministro Luis Caputo, confirmaron que en los próximos días la medida se dará a conocer en el Boletín Oficial y comenzará a regir a partir del 1 de enero de 2024. También sumaron que será transitoria.

Sin embargo, ayer el secretario de Bioeconomía (ex Agricultura), Fernando Vilella, le aseguró a los los integrantes de la Mesa de Enlace que la medida estaba en “stand by”. La posición Vilella, sin dudas, pondrá a prueba cual es su verdadero poder dentro del Gabinete al colocarse del lado de las entidades del campo frente a este reclamo.

Todo este escenario genera una enorme incertidumbre dentro de la actividad frutícola por el impacto de está medida a lo que hay que sumarle una fuerte aceleración de costos, en un contexto de estacionalidad para la actividad que la deja muy vulnerable, financieramente hablando.

La aplicación de una alícuota de retenciones como la que se está mencionando implica poco más de 45 millones de dólares que el sector privado debe traspasar a las arcas públicas nacionales en la temporada que se inicia. No es un número menor teniendo en cuenta la crisis por que que está atravesando el sector. Los exportadores de cerezas, que ya comenzaron con la cosecha y los embarques al exterior, también miran estos posibles anuncios con mucha preocupación.

No se descarta que una medida como esta volverá a limitar las exportaciones de frutas desde el Valle, como viene ocurriendo en todos estos últimos años con la manzana.

 

Pero a este impuesto, totalmente distorsivo, hay que agregarle la aceleración que están mostrando los costos internos de la actividad en estos últimos días.

– La paritarias con los gremios que participan en la actividad, están pidiendo aumentos de salarios de hasta el 150%. Ayer los sindicatos aseguraron que se bajan de las negociaciones para esperar las definiciones de la CGT sobre este tema.

– Los insumos importados para el sector frutícola se pagan a una dólar arriba de los 950 pesos, pero ninguna de las empresas proveedoras están cerrando precios a la espera de una mayor certidumbre.

– Fletes internos también mostrarán importantes subas teniendo en cuenta el salto que registraron los combustibles y los aumentos de costos que están impactando sobre el sector.

– Las exportaciones se liquidarán en un esquema de 80-20, con la mayor parte a valor del dólar oficial y el 20% restante a contado con liquidación, dando lugar a un dólar a 860 pesos. Sin embargo, al considerar las retenciones, el dólar para exportaciones se reduciría a 740 pesos.

– Y a esto hay que sumarle el momento en el que ocurre toda esta suba de costos y la estacionalidad propia que muestra el producto. La fruticultura regional pone todos los gastos sobre el bulto de fruta cerrado al momento de realizarse los trabajos (cosecha, embalado, traslado al puerto, pago de impuestos, etc.) y recién está recibiendo los ingresos por la venta de esa fruta entre 60 y 180 días después de partir esa caja a los mercados. El agujero financiero que genera este esquema es muy importante, y es muy difícil de poder sortear con la ausencia de crédito que muestra el sistema financiero.

De oficializarse las retenciones para la fruticultura, habrá que hacer números finos para saber si la situación del sector exportador mejoró tras los primeros anuncios de devaluación.

En definitiva todas las miradas están hoy puestas en las gestiones que pueda hacer el titular de la secretaria de Bioeconomía para frenar las retenciones en todas las economías regionales. La duda se centra en si tiene el poder para poder anular esta medida, que representa ingresos por más de 1.500 millones de dólares anuales para las alicaídas arcas del Estado Nacional.

En este punto el que ya manifestó su preocupación por la posible aplicación de este tributo fue el ministro de Producción y Agroindustria de Río Negro, Carlos Banacloy. El funcionario dejó en claro que quiere ser prudente y esperar a que se oficialice esta medida, que, de efectivizarse, puede generar mucho daño en todos los sectores exportadores de la Patagonia norte.

 

Fuente: masp.lmneuquen.com