La pera argentina tiene serios problemas de competitividad. Sigue perdiendo mercados. Destinos que fueron ocupados por otros países productores.

Las peras argentinas desde hace tiempo están cediendo presencia en los mercado internacionales. Fuentes oficiales confirman que durante el año 2012 esta noble fruta se comercializaba en 66 mercados de distintos puntos del mundo. Cerrado el año 2023, esa cifra cayó a 30 países. El número es realmente dramático: se perdieron, en este corto período de tiempo, el 54% del total de los mercados a los que llegaba.

Son varios los argumentos que se dan desde el ámbito académico y empresario que tienden a justificar la retirada de la producción del Valle de las góndolas de los destinos internaciones.

En primer término hay que señalar que el consumo de peras a nivel global está cayendo en forma progresiva; y más aún sobre aquellos países desarrollados -ciertos mercados se encuentran “maduros” para este tipo de oferta que llega del exterior- que son los que históricamente traccionaron importantes volúmenes y hacia tradicionalmente donde se orientaba la oferta de pera del Valle de Río Negro y Neuquén.

Sobre este punto el analista Miguel Giacinti, titular de MAG Consultora, en dialogo con +P asegura que “la pera argentina en todos estos últimos años ha perdido mercados por dos causas locales, propias del sistema. La primera de ellas es la calidad a ofertar. La segunda, las variedades con las que se maneja el Valle”.

Giacinti aseguró que son clave los problemas de calidad que muestra la oferta exportable del Valle y eso termina redundando en menores retornos que registra el producto -rentabilidad del sistema- y un desplazamiento en la góndola por la oferta de terceros países que compiten en el mismo mercado.

Esta misma tendencia regresiva que reflejan los destinos, se puede observar en las exportaciones de la especie que salen principalmente de los Valles del norte de la Patagonia.

La gráfica adjunta muestra dos períodos bien definidos en estás últimas dos décadas. El primero de ellos que ubica las exportaciones de peras argentinas en rangos promedio de 450.000 toneladas al año y va desde el período 2005 a 2012. El segundo, del 2015 al 2023 es donde se observa un nuevo piso promedio de embarque al exterior en torno a las 300.000 toneladas.

“El mercado cada año que pasa se vuelve mucho más competitivo. Hoy tenemos a Brasil que está recibiendo fruta de Estados Unidos, Chile, Portugal y España, entre otros países oferentes. La pera argentina en este mercado nunca tuvo un nivel de competencia como en estos últimos años”, destalló el Gerente General de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI), Marcelo Loyarte, en dialogo con +P. Agregó que en este contexto es muy importante contar con la fruta de calidad necesaria y programas de comunicación para poder apuntalar las ventas. “La mayor parte de los países destinan una parte importante de fondos para promocionar sus frutas. Eso ayuda en la penetración y consolidación de los mercados”, detalló el ejecutivo.

Si observamos la evolución del comercio internacional de peras, los números marcan una tendencia distinta a la de las exportaciones del Valle. Las colocaciones globales comienzan a ajustarse a partir de la temporada 2019/2020 que toca un máximo de 1,95 millones de toneladas comercializadas dando, a partir de allí, una primera y clara retracción en el comercio de la especie.

En las últimas temporadas se conjugaron los bajos niveles de cosecha registrados principalmente en el hemisferio norte -producto del cambio climático- a lo que hay que sumarle los menores niveles de consumo mencionados en un principio.

Pero también en el hemisferio sur se están observando estos cambios climáticos que están afectando los niveles de producción y la calidad de la cosecha.

“En la caída de las exportaciones de peras, son varios los factores que intervienen. En los últimos años hay temas de calidad relacionados a variables meteorológicas. Por ejemplo, este año los calibres son muy chicos en general porque tuvimos una primavera muy fría que afectó al tamaño. Y esto determinará que parte de la fruta no va a tener el tamaño comercial para ser exportada”, remarcó Nicolás Sánchez, empresario y presidente de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI) en conversación con +P.

Sánchez enriqueció el debate señalando que en los últimos años también existió una importante migración hacia la producción de manzana orientada al mercado interno y Latinoamérica. “Todo esto fue en desmedro de las plantaciones de peras».

“Desde ya que las variables macro también tienen una incidencia sobre la actividad y más aún sobre aquella fruta que está orienta al mercado externo, como es el caso de las peras. Podríamos vender más, pero quedamos afuera porque nuestros competidores llegan con precios mucho más bajos a las góndolas de los mercados internacionales. Ejemplos tenemos varios: Chile y Sudáfrica ingresan a los mercados en condiciones competitivas mucho mejores a las del Valle, fundamentalmente por el tipo de cambio”, destacó Sánchez.

Sin lugar a dudas, éste último es un factor determinante para el desarrollo de cualquier economía regional que tiene toda su estructura armada para la exportación. El retraso cambiario, buscando políticamente anclar los niveles de inflación de la economía, fue una herramienta que erosionó progresivamente la competitividad del sector. Y en este contexto, con costos internos creciendo en dólares a tasas de dos dígitos, la fruticultura del Valle se fue degradando en estás últimas décadas, perdiendo fuerzas y mercados.

Esperemos que la política tome nota del daño que se ha generado en todo este último tiempo con las malas decisiones económicas aplicadas al sector exportador.

 

Fuente: masp.lmneuquen.com