Aunque las importaciones de naranjas de Egipto por parte de empresas españolas hayan aumentado exponencialmente, coincidiendo con dos años de menor producción, “no hay que dudar de que el etiquetado de la fruta se llevará a cabo de manera correcta”, explica un operador del sector, “indicando el país de origen de producción, no solo de envasado”.

Y es que la norma general de etiquetado, presentación y publicidad de los productos alimenticios en España está establecida por real decreto y, pese a que desde el sector algunas voces han planteado la duda de cómo se etiquetará esa fruta, el ordenamiento jurídico deja claro que “los productos originarios de países no pertenecientes a la Unión Europea deberán indicar el lugar de origen o procedencia”; una indicación obligatoria que debe ser “fácilmente comprensible e irá inscrita en un lugar destacado y de forma que sea fácilmente visible, claramente legible e indeleble”.

“Esa duda, o esa polémica, ocurrió anteriormente con el tomate en Almería, que se planteó como una competencia desleal”, indica el operador. “Siempre hay alguien que hace mal las cosas, pero la realidad es que la fruta que viene de fuera entra por las aduanas, por lo que está registrada, cumple todos los requisitos exigidos por la ley y es perfectamente lícito venderla bajo tu marca”.

“Todos tenemos que recordar que el 95% de las naranjas que puedes comprar en julio en los supermercados españoles vienen de Sudáfrica o que las nectarinas que se encuentran en las tiendas ahora en Navidad vienen de Chile, y siempre está indicado su origen en el etiquetado, por lo que no se debe dudar de que con las naranjas de Egipto el sector está haciendo lo mismo”.

Sin embargo, este año España ha optado por trabajar de forma diferente “cambiando las reglas del juego”, señala. “Egipto era casi un coto privado de Holanda en el tema de las naranjas. Era lógico que no fuera un origen que se trabajase desde España porque son competidores directos nuestros en la temporada –no como Sudáfrica, que es un origen de contraestación–, por eso cuando había una necesidad puntual, nadie iba a Egipto, sino que las compras se hacían a través de intermediarios que normalmente eran holandeses. Róterdam, en naranjas, al igual que con otras frutas, trabaja con compras directas que luego reexporta a toda Europa”.

“Pero con la falta de fruta en España, que este año es más acuciante, los operadores españoles han decidido comprar directamente en Egipto sin pasar por los reexportadores holandeses”.

De hecho, los datos de comercio exterior de España ofrecidos por Datacomex lo confirman, revelando que mientras en 2021 las importaciones españolas de naranjas desde Países Bajos totalizaron 24.043 t (creciendo un 25% respecto a las 19.255 t adquiridas a operadores holandeses en 2020), en 2022 cayeron un 57% hasta las 10.326 t.

 

 

Importación a Países Bajos realizado por ‘Total Nacional’ referente al grupo de productos: ‘080510 – Naranjas’, en el periodo: ‘2022 (provisionales), 2021, 2020’. Unidades: ‘Toneladas’. Fuente: Datacomex.

“Crear cualquier duda sobre si las naranjas egipcias van a etiquetarse como naranjas españolas o no, a mi juicio, es una polémica artificial que parece que solo busca defender las posiciones comerciales que existían hasta ahora. Porque si en verano no hay ningún problema al marcar la fruta con origen Sudáfrica, ¿por qué tendría que haberlo para etiquetar el origen Egipto?”, concluye.

 

Fuente: freshplaza.es