Los nuevos desafíos de la citricultura

La calidad y los controles férreos en los procesos sanitarios es el presente y el futuro del sector limonero. Definiciones que ponen en claro la situación de la actividad. La concentración de las ventas de limón se produce porque los exportadores disponen de pocos meses para comercializar la fruta.Tal vez cansado de las frases hechas y de que siempre se traten de minimizar las realidades el ex presidente de la Asociación Tucumana del Citrus (ATC) Carlos Parravicini dijo algunas verdades “que duelen” en una entrevista que se publicó el domingo en LA GACETA. Lejos de tratar de hacer creer que la citricultura es una actividad modelo el ejecutivo tiró pistas sobre la sustancia del verdadero negocio del sector y puso blanco sobre negro respecto de algunas limitaciones en la comercialización del mejor limón del mundo que se produce en Tucumán.

Crudamente Parravicini reveló que el incremento de los costos internos y externos de la actividad neutralizan el negocio de la exportación salvo el de la fruta que se destina a la Unión Europea (UE) gracias a que allí las ventas se realizan en euro moneda cuya cotización es superior a la del dólar. Por otra parte el ejecutivo que gerencia la citrícola Argenti Lemon decidió echar por tierra la vieja idea de que la “eterna” crisis del sector citrícola se origina en la falta de un ordenamiento de la exportación de limones que conlleva congestionamientos de fruta al mismo tiempo y en los mismos mercados.

En realidad nunca nadie había explicado por qué jamás se pudo lograr una exportación gradual de limones sin superposiciones de la oferta aun cuando al menos en la teoría el cumplimiento de este propósito hubiera significado mejores ingresos para todo el sector como respuesta de un mercado no sobreofertado de la fruta. Durante años la dirigencia del citrus se propuso cambiar este esquema de ventas “desordenado” e incluso algunos llegaron a responsabilizar por los bajos precios externos de la fruta a las cuatro o cinco empresas radicadas en Tucumán que lideran la exportación con los mayores volúmenes de fruta. “Los cinco grandes del buen humor” se llamaba con sarcasmo a estas compañías en recuerdo de un grupo de cómicos argentinos muy populares en la década de 1950. Parravicini dejó en claro que no se puede restringir la exportación simplemente porque quienes venden limones al exterior disponen de unos pocos meses para colocar su fruta. Además los exportadores tucumanos no sólo compiten entre ellos sino también con otros países productores de limones en contraestación que presionan con su fruta fuera de época.

Un reciente informe elaborado por la Unión Industrial Argentina (UIA) también es revelador respecto de la firmeza del piso en que se asienta la citricultura. El estudio basado en las perspectivas de los propios actores del sector revela que la concentración de los envíos de limón fresco hacia la UE constituye una de las barreras para la expansión de las ventas externas. La UIA señala que uno de los objetivos de máxima de los citricultores es superar las barreras fitosanitarias en Estados Unidos Japón y China lo que permitiría incrementar en 100.000 toneladas al año las ventas externas de limón.

Una mejora en la calidad de la fruta y el cumplimiento de mayores requerimientos en los estándares de sanidad e inocuidad en los principales mercados compradores de los limones parecen ser las salidas para la citricultura tucumana. Así lo entienden Parravicini y el informe de la UIA tanto como los funcionarios y técnicos nacionales y provinciales que se reunieron en Tucumán la semana pasada para debatir sobre el presente y el futuro de la actividad. Ir un paso adelante de las exigencias de los países que demandan limones y realizar un exhaustivo control de los costos de producción marcan la línea a seguir en un sector productivo que se empeña en salir de la crisis.

Por Fernando García Soto – Redacción LA GACETA

2017-10-07T13:35:58-03:00

Los nuevos desafíos de la citricultura

La calidad y los controles férreos en los procesos sanitarios es el presente y el futuro del sector limonero. Definiciones que ponen en claro la situación de la actividad. La concentración de las ventas de limón se produce porque los exportadores disponen de pocos meses para comercializar la fruta.Tal vez cansado de las frases hechas y de que siempre se traten de minimizar las realidades el ex presidente de la Asociación Tucumana del Citrus (ATC) Carlos Parravicini dijo algunas verdades “que duelen” en una entrevista que se publicó el domingo en LA GACETA. Lejos de tratar de hacer creer que la citricultura es una actividad modelo el ejecutivo tiró pistas sobre la sustancia del verdadero negocio del sector y puso blanco sobre negro respecto de algunas limitaciones en la comercialización del mejor limón del mundo que se produce en Tucumán.

Crudamente Parravicini reveló que el incremento de los costos internos y externos de la actividad neutralizan el negocio de la exportación salvo el de la fruta que se destina a la Unión Europea (UE) gracias a que allí las ventas se realizan en euro moneda cuya cotización es superior a la del dólar. Por otra parte el ejecutivo que gerencia la citrícola Argenti Lemon decidió echar por tierra la vieja idea de que la “eterna” crisis del sector citrícola se origina en la falta de un ordenamiento de la exportación de limones que conlleva congestionamientos de fruta al mismo tiempo y en los mismos mercados.

En realidad nunca nadie había explicado por qué jamás se pudo lograr una exportación gradual de limones sin superposiciones de la oferta aun cuando al menos en la teoría el cumplimiento de este propósito hubiera significado mejores ingresos para todo el sector como respuesta de un mercado no sobreofertado de la fruta. Durante años la dirigencia del citrus se propuso cambiar este esquema de ventas “desordenado” e incluso algunos llegaron a responsabilizar por los bajos precios externos de la fruta a las cuatro o cinco empresas radicadas en Tucumán que lideran la exportación con los mayores volúmenes de fruta. “Los cinco grandes del buen humor” se llamaba con sarcasmo a estas compañías en recuerdo de un grupo de cómicos argentinos muy populares en la década de 1950. Parravicini dejó en claro que no se puede restringir la exportación simplemente porque quienes venden limones al exterior disponen de unos pocos meses para colocar su fruta. Además los exportadores tucumanos no sólo compiten entre ellos sino también con otros países productores de limones en contraestación que presionan con su fruta fuera de época.

Un reciente informe elaborado por la Unión Industrial Argentina (UIA) también es revelador respecto de la firmeza del piso en que se asienta la citricultura. El estudio basado en las perspectivas de los propios actores del sector revela que la concentración de los envíos de limón fresco hacia la UE constituye una de las barreras para la expansión de las ventas externas. La UIA señala que uno de los objetivos de máxima de los citricultores es superar las barreras fitosanitarias en Estados Unidos Japón y China lo que permitiría incrementar en 100.000 toneladas al año las ventas externas de limón.

Una mejora en la calidad de la fruta y el cumplimiento de mayores requerimientos en los estándares de sanidad e inocuidad en los principales mercados compradores de los limones parecen ser las salidas para la citricultura tucumana. Así lo entienden Parravicini y el informe de la UIA tanto como los funcionarios y técnicos nacionales y provinciales que se reunieron en Tucumán la semana pasada para debatir sobre el presente y el futuro de la actividad. Ir un paso adelante de las exigencias de los países que demandan limones y realizar un exhaustivo control de los costos de producción marcan la línea a seguir en un sector productivo que se empeña en salir de la crisis.

Por Fernando García Soto – Redacción LA GACETA

2007-06-21T00:00:00-03:00
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