Productores locales confirman que cada vez es más díficil paliar la situación. Hay poca oferta. Los comerciantes se proveen de cítricos que provienen de Corrientes.
La sequía terminó afectando el rendimiento de algunos cítricos en Misiones. Entre los más perjudicados están la naranja y la mandarina. En consecuencia, responsables de verdulerías y negocios afirman que se proveen de frutas de Corrientes. Pese a que la provincia tiene su producción, no llega a cubrir la demanda de la zona.
Los productores más grandes envían sus productos a otras provincias, mientras que los más pequeños tratan de abastecer el consumo local. Ambos afirman tener dificultades por el suelo seco.
En cuanto a precios, la docena de naranja misionera vale entre $300 y $500, mientras que la correntina puede comprarse a casi el doble hasta $900 la docena; algunos comerciantes la venden por kilo a $600. Estos precios, aseguran, es por la alta demanda y los gastos de envíos que encarecen los costos finales del producto.
Cítrico que trasciende
La Cooperativa Citrícola de Leandro N. Alem es una de las entidades que sufre el impacto de la sequía desde el año pasado. Al respecto, Diego González, productor que integra la entidad y oriundo de Alem, habló con El Territorio y dijo que “la fruta fue muy perjudicada en cuanto a calidad por la sequía”.
En consecuencia relató que la Cooperativa de la localidad no levantará la cosecha de mandarina y naranja este año, porque además está intervenida la entidad.
Contó que la naranja de Alem se envía a Entre Ríos “y pagan $55 el kilo de la naranja en planta, pero sólo llevan las frutas de 60 milímetros en adelante. La más chica se queda en planta”.
Detalló que hasta el momento la fruta más pequeña que suele tener jugo no se vende a las grandes industrias, pero están esperando que otras empresas de Entre Ríos se interesen por este tipo de fruta, algo que hasta el momento no pasó. “Este será otro año en el que nos vemos complicados desde el sector citrícola”, lamentó el productor.
En este contexto, también acotó que la Cooperativa Citrícola de Alem tiene inconvenientes desde el 2022 y que a partir de allí no le paga a los productores las frutas cosechadas.
González manifestó que el tamaño de la fruta se debe a la sequía y las manchas que pueden llegar a tener las naranjas o mandarinas se debe a la falta de fungicidas. Luego, explicó que este tipo de sustancias tóxicas se emplean para eliminar los hongos y mohos perjudiciales para las plantas.
“Es la primera vez que venderemos la fruta a clientes que no conocemos. Cada productor que nuclea la Cooperativa tendrá que vender por cuenta propia para poder generar sus ingresos. Otro tema será enviar la fruta y sus costos”, reflexionó.
Por otra parte, acotó que en la búsqueda de obtener calidad los productores citrícolas de Entre Ríos también se vieron en aprietos por las pocas lluvias y debieron desechar la fruta que no daba el talle a favor para ser explotada comercialmente.
“Algunos están en busca de otros productos para poder abastecer. El flete y logística desembocarán en una suba de precios”, consideró.
Por otro lado, José Báez, productor del Mercado Concentrador Zonal, también coincidió en que “la cosecha en particular es bastante baja” y recordó que tanto el año pasado como el 2020, la sequía fue importante y prolongada.
Sostuvo que aunque hubo algunas precipitaciones “cuesta recuperarse y en este 2023 seguirá la incertidumbre en cuanto a mejoras en el sector”.
Posteriormente, explicó que la fruta durante el proceso de floración y cuaje arranca durante la primavera del año anterior y “si ésta se retrasa puede haber complicaciones”.
Además, mencionó que la falta de lluvias deriva en menores rendimientos y caída en la cosecha.
Por esto el consumidor va a sentir en el bolsillo la menor oferta, consideró el productor. Ello a recordar que la demanda de la naranja, el limón y la mandarina siempre es positiva, en todo el año sin discriminar estaciones.
Relató que no es la primera sequía que experimenta el sector, pero que cada vez es más difícil paliar la situación.
“En diciembre del año pasado la fruta sufrió un aumento por la faltante, ahora de cara a una nueva cosecha sucederá lo mismo porque se deja en planta las frutas más lindas para un mejor rendimiento, pero es menos la cantidad que después se adquiere para comercializar”, argumentó Báez.
Comerciantes
Por su parte, el comerciante Dionisio Ottawa sostuvo que las verduras y algunas frutas las busca del Mercado Central, no así con los cítricos que “le son enviados de Corrientes”.
Ottawa explicó que si bien un tiempo trataba de vender verduras y frutas exclusivamente de la zona, con el tema de la sequía algunos productos se veían deteriorados.
“Trato de mantener un margen de calidad en mi negocio y los consumidores cuando ven algo marchito o de un color que no es ya no compran”, lamentó. Luego, dijo que desde el año pasado la naranja y otros cítricos les traen de Corrientes. “Desconozco el método para cuidar su cultivo, pero la fruta correntina es más grande, mejor colorida y más vendible”. Además manifestó que pese a los altos costos, la venta es buena.
“La naranja vendo por kilo. Sale $600 y en un kilo dependiendo del tamaño, equivale a cuatro o cinco naranjas, con mucho jugo y de buen aspecto. El pomelo y mandarina todavía no me trajeron”, pero también recordó que todavía no comenzaron las cosechas de estos dos cítricos.
Más económicas
No obstante, Luis Ríos, responsable de una verdulería, contó que se provee de productores locales y también de otras provincias en cuanto a las frutas y verduras que ofrece. En el caso de la naranja recibe de Corrientes.
“Tengo la naranja de un productor del interior y la que nos llega de Corrientes, con distintos precios. La gente compra en base a su bolsillo. A esta altura la calidad no es lo que importa, la economía que tenemos nos limita”, dijo.
De este modo, expresó que su clientela elige los productos en base a su presupuesto y no por la calidad que ofrecen.
Detalló que la naranja misionera tiene jugo y es rica pero que suele tener un color más opaco y un tamaño más pequeño.
Por otra parte, contó que el producto correntino le supera en volumen y el color realmente es el que corresponde a una naranja.
Relató que, en su comercio, vende de igual manera las dos. Indicó que “el precio de la naranja misionera vale $300 la docena y que las mejores las separan y las venden en $400. Mientras que, las correntinas cuestan $900”.
Fuente: elterritorio.com.ar