La cosecha de naranjas 2023/24 en el cinturón citrícola de São Paulo y Triângulo/Sudoeste Mineiro, la principal región productora de naranjas del mundo, se estima en 309,34 millones de cajas (40,8 kg). El volumen proyectado muestra una caída de apenas 1,55% con respecto a la cosecha pasada, que finalizó en 314,21 millones de cajas.
Las precipitaciones acumuladas en la franja, de agosto de 2022 a abril de 2023, registraron un incremento del 45% superior al acumulado en igual período del año anterior, y gracias a ese aporte, los frutos ya presentan un peso ligeramente superior al de la última cosecha en este mismo período. Se espera que este buen desarrollo de la fruta continúe hasta el final de la temporada. Así, el peso de las naranjas al momento de la cosecha se proyecta en 165 gramos (247 frutos por caja), lo que representa un aumento del 3,71% en relación con el peso promedio de la cosecha anterior y un 1,23% por encima del peso promedio de las últimas diez cosechas.
Greening: el desafío continúa
A pesar de estos factores positivos, la incidencia y la severidad del greening continúan aumentando, lo que representa un impacto importante en la tasa de caída. En la temporada anterior, la enfermedad fue la segunda responsable de la caída de frutos, representando más de la cuarta parte del índice total del 21,30%. Debido a esta situación, la tasa de caída se proyecta en un 21%, similar al año anterior.
36 millones de toneladas de CO₂
Este año, PSA trajo datos preliminares e inéditos para la cuantificación del stock de carbono generado tanto en campos de naranjos como en áreas destinadas a la preservación de vegetación nativa en propiedades rurales, un territorio de aproximadamente 600.000 hectáreas. El trabajo comenzó en 2022 y fue realizado por Embrapa, con financiamiento de Innocent Drinks.
La conclusión inicial es que en todo el parque citrícola hay un stock de aproximadamente 36 millones de toneladas de carbono. “Esto demuestra que la importancia de las áreas agrícolas para mitigar el cambio climático se debe a que funcionan, al mismo tiempo, como fuente y sumidero de carbono. Cuando se gestionan bien, contribuyen a aumentar las reservas de carbono. La citricultura, con base en los números que hemos recolectado, juega un papel fundamental en ese desempeño ambiental”, explica el investigador Territorial de Embrapa, Lauro Rodrigues Nogueira Junior, coordinador del estudio.
Fuente: freshplaza.es