La citricultura valenciana ¿en reducción o asfixia?

El desarrollo de la informática permite observar asiduamente la situación de las citriculturas más interesantes. Este seguimiento podría tacharse como deformación profesional especialmente si descuidamos nuestra realidad que sin duda y todavía es la más relevante del mundo.Por algo además del liderazgo sostenido durante más de un siglo los productores de los países competidores observan entre otras cosas aquello que afecta nuestra realidad.
Como un simple esbozo histórico que el comentarista pone a disposición del lector estudioso del tema Estados Unidos ya se preocupaba hace 120 años de la naranja valenciana situando eya en 1.886 en l0a publicación anual del Comisionado de Agricultura el informe sobre cítricos que había emitido el cónsul de aquel país en el Grao de Valencia (páginas 687-703).
Esta semana y entre otras materias citrícolas españolas la Asociación Tucumana del Citrus destacaba la reducción de superficie de cítricos que recogida del diario Mediterráneo de Castellón se centra en las 4.888 hectáreas de balance negativo de dicha provincia en 2004 respecto al de tres años atrás. Naturalmente de inmediato el comentarista acudió al artículo original de David Guardiola que salvo una confusión sobre la composición de nuestra Comunidad había sido prácticamente reproducido en el mencionado medio argentino.
Desde una perspectiva más amplia gracias a la buena labor desarrollada por el servicio de Estudios de la Consellería de Agricultura los datos oficiales nos colocan en la dispar trayectoria de nuestra citricultura comparada con la del resto de España. La superficie provisional expuesta en el “Informe del sector Agrari Valencià 2004” es de 179.382 hectáreas. Si la comparamos con la de 1999 el retroceso es de 11.400 hectáreas pese a que no se ha dejado de transformar en regadío en la zona intermedia y de norte a sur de la Comunidad lo cual supone una disminución anual de 2.850 hectáreas.
En contraste con ello el resto de la citricultura española liderada por Andalucía a falta de publicar el Ministerio de Agricultura su Anuario de 2004 aumentó desde 1999 a 2003 un total de 39.891 hectáreas saltando de 92.328 a 132.219 lo que se traduce en más de 10.000 hectáreas de promedio en un cuatrienio.
Pese a todo la Comunidad Valenciana sigue brillando con luz propia en el subsector de la clementina habiéndose especializado y crecido en el cultivo de la misma. Esta aparente contradicción ha sido posible con la disminución de superficie de limonero y sobre todo de naranjo.
Sobre esta situación de retroceso pesa la crisis de la agricultura valenciana en general así como la de los cítricos muy particularmente. Existiendo problemas de índole diversa lo peor del negro proceso en el que nos encontramos inmersos es el del hundimiento de los mercados sin que una parte de los profesionales del sector se muestren decididos a una regeneración que deberá comenzar si es que somos capaces por nuestra propia Comunidad.
La distribución y la incontrolada calidad en suma están hundiendo más allá del minifundio la histórica calidad. Por ello y quisiéramos que fuera de otra manera las recientes transformaciones en la zona intermedia de nuestra geografía no son el resultado de la inversión de agricultores que vendieron sus parcelas para el uso urbanístico. Cierto que hay propietarios aunque constituyan una minoría que han utilizado este método de fortalecer sus patrimonios agrarios no compartido por otros muchos que conforman la más dramática estampida de la desesperanza que afectó a la agricultura valenciana durante largas décadas.
El hecho que se expone bien merecería estudios y tesis universitarias. Es de interés por más que en el sector abundan quienes desean que se hable lo menos posible de estas cuestiones conocer la composición sociológica de la propiedad de las transformaciones de los últimos 12 años así como el tamaño medio de las propiedades.
En ocasiones se ha afirmado que la Comunidad Valenciana es la California del Mediterráneo. Se trata de situaciones heterogéneas y de posibilidades diferentes. En algunos casos especialmente en la calidad del agricultor y en su amor tradicional por el oficio que le hacía libre la Comunidad Valenciana es mucho más que California. Pero recordando que décadas atrás California se vio sometida a una urbanización muy viva la respuesta mayoritaria de los propietarios naranjeros de aquel estado fue adquirir y transformar mayores superficies en los valles protegidos del interior con el ejemplo de instalarse a vivir en sus nuevas propiedades. ¿Grandes latifundios? En absoluto ya que la media del socio de la cooperativa Sunkist no va más allá de las 16 hectáreas.

fuente: LUIS FONT DE MORA

2017-10-09T16:02:48-03:00

La citricultura valenciana ¿en reducción o asfixia?

El desarrollo de la informática permite observar asiduamente la situación de las citriculturas más interesantes. Este seguimiento podría tacharse como deformación profesional especialmente si descuidamos nuestra realidad que sin duda y todavía es la más relevante del mundo.Por algo además del liderazgo sostenido durante más de un siglo los productores de los países competidores observan entre otras cosas aquello que afecta nuestra realidad.
Como un simple esbozo histórico que el comentarista pone a disposición del lector estudioso del tema Estados Unidos ya se preocupaba hace 120 años de la naranja valenciana situando eya en 1.886 en l0a publicación anual del Comisionado de Agricultura el informe sobre cítricos que había emitido el cónsul de aquel país en el Grao de Valencia (páginas 687-703).
Esta semana y entre otras materias citrícolas españolas la Asociación Tucumana del Citrus destacaba la reducción de superficie de cítricos que recogida del diario Mediterráneo de Castellón se centra en las 4.888 hectáreas de balance negativo de dicha provincia en 2004 respecto al de tres años atrás. Naturalmente de inmediato el comentarista acudió al artículo original de David Guardiola que salvo una confusión sobre la composición de nuestra Comunidad había sido prácticamente reproducido en el mencionado medio argentino.
Desde una perspectiva más amplia gracias a la buena labor desarrollada por el servicio de Estudios de la Consellería de Agricultura los datos oficiales nos colocan en la dispar trayectoria de nuestra citricultura comparada con la del resto de España. La superficie provisional expuesta en el “Informe del sector Agrari Valencià 2004” es de 179.382 hectáreas. Si la comparamos con la de 1999 el retroceso es de 11.400 hectáreas pese a que no se ha dejado de transformar en regadío en la zona intermedia y de norte a sur de la Comunidad lo cual supone una disminución anual de 2.850 hectáreas.
En contraste con ello el resto de la citricultura española liderada por Andalucía a falta de publicar el Ministerio de Agricultura su Anuario de 2004 aumentó desde 1999 a 2003 un total de 39.891 hectáreas saltando de 92.328 a 132.219 lo que se traduce en más de 10.000 hectáreas de promedio en un cuatrienio.
Pese a todo la Comunidad Valenciana sigue brillando con luz propia en el subsector de la clementina habiéndose especializado y crecido en el cultivo de la misma. Esta aparente contradicción ha sido posible con la disminución de superficie de limonero y sobre todo de naranjo.
Sobre esta situación de retroceso pesa la crisis de la agricultura valenciana en general así como la de los cítricos muy particularmente. Existiendo problemas de índole diversa lo peor del negro proceso en el que nos encontramos inmersos es el del hundimiento de los mercados sin que una parte de los profesionales del sector se muestren decididos a una regeneración que deberá comenzar si es que somos capaces por nuestra propia Comunidad.
La distribución y la incontrolada calidad en suma están hundiendo más allá del minifundio la histórica calidad. Por ello y quisiéramos que fuera de otra manera las recientes transformaciones en la zona intermedia de nuestra geografía no son el resultado de la inversión de agricultores que vendieron sus parcelas para el uso urbanístico. Cierto que hay propietarios aunque constituyan una minoría que han utilizado este método de fortalecer sus patrimonios agrarios no compartido por otros muchos que conforman la más dramática estampida de la desesperanza que afectó a la agricultura valenciana durante largas décadas.
El hecho que se expone bien merecería estudios y tesis universitarias. Es de interés por más que en el sector abundan quienes desean que se hable lo menos posible de estas cuestiones conocer la composición sociológica de la propiedad de las transformaciones de los últimos 12 años así como el tamaño medio de las propiedades.
En ocasiones se ha afirmado que la Comunidad Valenciana es la California del Mediterráneo. Se trata de situaciones heterogéneas y de posibilidades diferentes. En algunos casos especialmente en la calidad del agricultor y en su amor tradicional por el oficio que le hacía libre la Comunidad Valenciana es mucho más que California. Pero recordando que décadas atrás California se vio sometida a una urbanización muy viva la respuesta mayoritaria de los propietarios naranjeros de aquel estado fue adquirir y transformar mayores superficies en los valles protegidos del interior con el ejemplo de instalarse a vivir en sus nuevas propiedades. ¿Grandes latifundios? En absoluto ya que la media del socio de la cooperativa Sunkist no va más allá de las 16 hectáreas.

fuente: LUIS FONT DE MORA

2006-03-08T00:00:00-03:00
Ir a Arriba