La campaña citrícola que está a punto de comenzar lo hace con inusuales esperanzas en la parte productora. Los primeros tanteos en el campo han dado como consecuencia algunas compras en firme aunque bien es cierto que la mayor parte –por no decir todas– se han hecho sin la existencia de un contrato de compraventa. Que nadie se llame a engaño. Sin embargo a diferencia de las cuatro desastrosas temporadas anteriores donde ningún comerciante fijaba una cifra en la presente al menos se empieza a hablar de céntimos.

No obstante para quienes desconocen el sector puede sorprenderles que los agricultores se feliciten por recibir unos precios que equivalen a la mitad de lo que percibían hace cinco o seis años. Para entenderlo baste recordarles lo difícil que les ha sido mantener sus explotaciones estas últimas campañas en las cuales han sido víctimas de un sistema comercial putrefacto que ha permitido que su fruta pasara por varios eslabones de la cadena y todo el mundo ganara dinero menos el agricultor.

Así las cosas cualquier luz de esperanza es un motivo de optimismo. De hecho las organizaciones agrarias ya han destapado la gran cantidad de fincas más o menos grandes que se están abandonando en toda la Comunitat por la gravísima crisis citrícola. Un par de años más como los cuatro anteriores llevarían al sector a la ruina y lo que es peor a ninguna administración parece importarle lo más mínimo.

fuente: Periodico Mediterráneo