La bisagra que le dio inicio a la curva descendente de sector comenzó el año pasado con la finalización anticipada de las exportaciones a la Unión Europea y el incremento en dólares de los costos de flete.
La sequía
Este panorama complejo se completa con algo que hasta el año pasado no estaba en los planes de nadie: la sequía. Los informes de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres señalan que casi el 100% de los campos fueron afectados por la falta de agua, lo que redujo el tamaño de los limones y la cantidad. Es decir, mientras en un año normal la cosecha se extendía de fines de febrero a septiembre, este año comenzó en la segunda quincena de abril, aunque no en la totalidad de los campos, y se prevé que finalice a fines de julio. Casi tres meses menos de actividad. “Si se sostiene las lluvias podría revertirse en algo la situación pero en breve comenzará el frío. Ni hay dudas que será un año nefasto para muchos productores”, señaló Salas, el coordinador del programa Citrus de la EEAOC.
La situación se produce en un contexto de campaña electoral, los tucumanos irán a las urnas el próximo 14 de mayo, por lo que es seguida de cerca por el Gobierno tucumano por las consecuencias que podría generar, ante el malestar creciente en un sector de cosecheros del limón porque la paritaria aún no se acordó. Por ahora, el gobernador Juan Manzur firmó el decreto que declara la emergencia agropecuaria por la sequía que contempla beneficios para los campos con limón, soja, caña de azúcar, maíz, sorgo y la actividad ganadera. Este lunes, además, la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación oficializó, mediante la Resolución 138/2023, los requisitos para que las economías regionales se sumen al Programa de Incremento Exportador, conocido como “dólar agro”. El empresariado tucumano del citrus venía reclamando ambas medidas.
Fuente: ambito.com