Cómo compensar los fertilizantes que ya no llegan de Rusia

La Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) investiga distintas alternativas para reducir y reemplazar en el sector agrario el uso de estos insumos esenciales, que están viendo decrecer de forma alarmante sus existencias como consecuencia del conflicto en Ucrania.

El 24 de febrero, de madrugada, las tropas del Kremlin entraron en Ucrania, produciendo una sacudida que va mucho más allá de la onda expansiva de las bombas. La escasez de fertilizantes de uso agrícola es una de las derivadas de este conflicto que afecta directamente al sector agrario de la Región de Murcia, desde donde varios proyectos de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) ya llevan un tiempo trabajando en reducir y buscar alternativas locales a los difícilmente sustituibles abonos.

La Asociación Internacional de Fertilizantes (IFA), integrada por más de 400 entidades de 70 países, advirtió desde el primer momento de la invasión militar sobre la caída de la disponibilidad de fertilizantes. Se trata de unos insumos esenciales para la actual producción agraria que se extraen en buena parte en Rusia y Bielorrusia. Estos dos países, aliados en la ocupación de Ucrania, acaparan el 40% de la producción mundial de potasio, y la primera por sí sola es responsable del 25% del comercio de nitrógeno del planeta).

Las sanciones que impiden la continuidad del flujo de estos componentes hacia nuestras explotaciones es solo una parte del problema. El extraordinario encarecimiento del gas, como consecuencia igualmente de la guerra, ha redundado en una bajada del 70% de la producción europea de estos abonos, ya que el expandido fluido supone el 90% de los costes variables de su producción, por ser la principal materia prima para generar amoniaco, compuesto químico en el que se basa la industria de fertilizantes nitrogenados.

En este reportaje se recogen tres líneas de investigación diferentes en las que la UPCT ya lleva años trabajando que incluyen alternativas al uso tradicional de fertilizantes. Paradójicamente, las tres coinciden en avanzar en dirección contraria a lo que plantea la lógica agraria más extendida, derivada de la llamada revolución verde, que dio lugar desde los años 1960 a la actual agricultura intensiva. Las tres tienen en común también la búsqueda de fórmulas más sostenibles de producción. Con ellas no solo se evitan daños al medioambiente, sino que además se ahorran costes, se mejoran producciones y se mantiene el suelo en mejores condiciones para futuras campañas. En todo caso, exigen un control en su aplicación que todavía se está calibrando para ofrecer la mejor manera de solventar estos problemas con los menores riesgos de consecuencias contraproducentes.

 

Las ventajas de cultivar varios productos a la vez en un mismo suelo

Aprovechar un mismo terreno para cultivar al mismo tiempo distintos productos va en una línea totalmente opuesta a la de las macroextensiones de monocultivos protagonistas de los actuales usos dominantes. En la denominada asociación de cultivos, en cuyas investigaciones la UPCT está volcada, las sinergias no se encuentran en el abaratamiento de gastos y de procesos derivados de la especialización en una única planta, sino que se obtienen, al contrario, de la colaboración que se produce entre varios taxones distintos sobre un mismo terreno. Combinar cultivos permite que las características de unos equilibren a otros, de modo que se precisen muchos menos abonos, por ejemplo, mientras la producción mejora y el suelo resulta más sostenible. Lógicamente no vale cualquier combinación.

De ahí que un equipo de la UPCT liderado por Raúl Zornoza esté estudiando concienzudamente desde hace casi cinco años las mejores fórmulas, dentro de un proyecto europeo en el que también participan el Cebas-CSCIC, Asaja Región de Murcia y las compañías Industrias David y Disfrimur Logística, además de distintas entidades, tanto públicas como privadas, de otros países de Europa. «Murcia es una de las regiones europeas donde mejores resultados se han obtenido de la combinación de cultivos tradicionales y alternativos», afirma el investigador Zornoza, que además lidera el proyecto Asociahortus, también de la UPCT e igualmente sobre la combinación de cultivos. El último capítulo de estas investigaciones lo ha escrito la nueva doctora Jessica Cuartero, que acaba de defender una tesis, dentro de la iniciativa Diverfarming, en la que demuestra que la asociación de cultivos de melón y caupí en una misma parcela con 30% menos de fertilizantes, respecto a los que se usa en parcelas solo con melón, aumenta la producción de este último, al tiempo que incrementa los valores de nitrógeno, carbono orgánico y fósforo del suelo.

Reducir aún más el uso de agua es bueno con la ayuda de la ciencia

Cada cultivo precisa una cantidad de agua concreta para dar sus mejores frutos, pero paradójicamente en ocasiones resulta más aprovechable escamotearle un poco de riego para incrementar aún más los resultados, al paso que se ahorra en el uso del valioso líquido elemento. El profesor Alejandro Pérez Pastor, de la Escuela de Agrónomos de la UPCT, lidera el proyecto con financiación europea Life + Irriman, centrado en esta singular estrategia hídrica.

El «riego deficitario», como se denomina esta técnica, hace tiempo que no es procedimiento experimental, sino que se aplica en miles de hectáreas de cultivos de la Región, donde está demostrando las ventajas halladas en este programa que comenzó en 2014 pero sobre la base de lustros previos de trabajo. De momento se han obtenido cuotas de reducción de agua y de fertilizantes, de hasta el 40 y el 30% (respecto a lo que recomienda Naciones Unidas, a través de la FAO), en cultivos de uva de mesa, albaricoques, melocotones, nectarinas, almendras y olivos, entre otros, a los que ya de por sí se venían aplicando los riegos con cuentagotas.

Obviamente no se trata de reducir los aportes de agua sin más, lo que podría comprometer la viabilidad del cultivo, sino que para ello precisa del uso de sensores y fórmulas a partir de modelos que los investigadores están encontrando para emplear las estrategias «durante unas determinadas fases fenológicas», de modo que ni la calidad del producto, ni la viabilidad futura del suelo se vean afectadas, e incluso se experimentan otras mejoras, como la reducción de hasta un 40% las emisiones de CO2, el menor uso de energía, la mejora de los acuíferos e incluso de algunas características del producto, como su color y su capacidad de conservarse bien durante más tiempo.

Abonos más limpios a partir de restos contaminantes de cerdos

Los purines derivados de las granjas de cerdos, muy abundantes sobre todo en Lorca, conforman un problema medioambiental de primer orden, por las dificultades de deshacerse de enormes cantidades de este material orgánico muy contaminante. Sin embargo, la ciencia está abriendo vías para darle la vuelta al problema y extraer de él una ventaja. La UPCT trabaja, en colaboración con la iniciativa privada, en aprovechar las propiedades nutritivas de estos deshechos para incrementar la producción agrícola y reducir, al paso, el uso de fertilizantes inorgánicos. La Politécnica cuenta incluso con una Cátedra en Gestión Medioambiental sostenible de la Producción Porcina, con investigadores que han conseguido «hasta un 80% de reducción del gasto en fertilizantes en cultivos de cereales de secano» mediante el uso de estos purines, según el director de la cátedra, Ángel Faz.

«La utilización agronómica del purín como fertilizante orgánico puede mitigar el déficit hídrico y el deterioro de la fertilidad del suelo, pues mejora sus condiciones edáficas y supone una fuente de nutrientes», insiste. La doctora Angélica Terrero, en esta línea, leyó el año pasado su tesis sobre el desarrollo de un sistema integral de bajo coste para la depuración de purines de cerdos.

La investigadora ha demostrado cómo, a partir del tratamiento en humedales artificiales, se consigue un subproducto reutilizable mientras se obtiene una eficiencia en la reducción de nitrógeno de un 67%, del fósforo de un 98% y de un 80% de los sólidos totales en suspensión.

 

Fuente: laverdad.es

2022-10-26T16:47:14-03:00

Cómo compensar los fertilizantes que ya no llegan de Rusia

La Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) investiga distintas alternativas para reducir y reemplazar en el sector agrario el uso de estos insumos esenciales, que están viendo decrecer de forma alarmante sus existencias como consecuencia del conflicto en Ucrania.

El 24 de febrero, de madrugada, las tropas del Kremlin entraron en Ucrania, produciendo una sacudida que va mucho más allá de la onda expansiva de las bombas. La escasez de fertilizantes de uso agrícola es una de las derivadas de este conflicto que afecta directamente al sector agrario de la Región de Murcia, desde donde varios proyectos de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) ya llevan un tiempo trabajando en reducir y buscar alternativas locales a los difícilmente sustituibles abonos.

La Asociación Internacional de Fertilizantes (IFA), integrada por más de 400 entidades de 70 países, advirtió desde el primer momento de la invasión militar sobre la caída de la disponibilidad de fertilizantes. Se trata de unos insumos esenciales para la actual producción agraria que se extraen en buena parte en Rusia y Bielorrusia. Estos dos países, aliados en la ocupación de Ucrania, acaparan el 40% de la producción mundial de potasio, y la primera por sí sola es responsable del 25% del comercio de nitrógeno del planeta).

Las sanciones que impiden la continuidad del flujo de estos componentes hacia nuestras explotaciones es solo una parte del problema. El extraordinario encarecimiento del gas, como consecuencia igualmente de la guerra, ha redundado en una bajada del 70% de la producción europea de estos abonos, ya que el expandido fluido supone el 90% de los costes variables de su producción, por ser la principal materia prima para generar amoniaco, compuesto químico en el que se basa la industria de fertilizantes nitrogenados.

En este reportaje se recogen tres líneas de investigación diferentes en las que la UPCT ya lleva años trabajando que incluyen alternativas al uso tradicional de fertilizantes. Paradójicamente, las tres coinciden en avanzar en dirección contraria a lo que plantea la lógica agraria más extendida, derivada de la llamada revolución verde, que dio lugar desde los años 1960 a la actual agricultura intensiva. Las tres tienen en común también la búsqueda de fórmulas más sostenibles de producción. Con ellas no solo se evitan daños al medioambiente, sino que además se ahorran costes, se mejoran producciones y se mantiene el suelo en mejores condiciones para futuras campañas. En todo caso, exigen un control en su aplicación que todavía se está calibrando para ofrecer la mejor manera de solventar estos problemas con los menores riesgos de consecuencias contraproducentes.

 

Las ventajas de cultivar varios productos a la vez en un mismo suelo

Aprovechar un mismo terreno para cultivar al mismo tiempo distintos productos va en una línea totalmente opuesta a la de las macroextensiones de monocultivos protagonistas de los actuales usos dominantes. En la denominada asociación de cultivos, en cuyas investigaciones la UPCT está volcada, las sinergias no se encuentran en el abaratamiento de gastos y de procesos derivados de la especialización en una única planta, sino que se obtienen, al contrario, de la colaboración que se produce entre varios taxones distintos sobre un mismo terreno. Combinar cultivos permite que las características de unos equilibren a otros, de modo que se precisen muchos menos abonos, por ejemplo, mientras la producción mejora y el suelo resulta más sostenible. Lógicamente no vale cualquier combinación.

De ahí que un equipo de la UPCT liderado por Raúl Zornoza esté estudiando concienzudamente desde hace casi cinco años las mejores fórmulas, dentro de un proyecto europeo en el que también participan el Cebas-CSCIC, Asaja Región de Murcia y las compañías Industrias David y Disfrimur Logística, además de distintas entidades, tanto públicas como privadas, de otros países de Europa. «Murcia es una de las regiones europeas donde mejores resultados se han obtenido de la combinación de cultivos tradicionales y alternativos», afirma el investigador Zornoza, que además lidera el proyecto Asociahortus, también de la UPCT e igualmente sobre la combinación de cultivos. El último capítulo de estas investigaciones lo ha escrito la nueva doctora Jessica Cuartero, que acaba de defender una tesis, dentro de la iniciativa Diverfarming, en la que demuestra que la asociación de cultivos de melón y caupí en una misma parcela con 30% menos de fertilizantes, respecto a los que se usa en parcelas solo con melón, aumenta la producción de este último, al tiempo que incrementa los valores de nitrógeno, carbono orgánico y fósforo del suelo.

Reducir aún más el uso de agua es bueno con la ayuda de la ciencia

Cada cultivo precisa una cantidad de agua concreta para dar sus mejores frutos, pero paradójicamente en ocasiones resulta más aprovechable escamotearle un poco de riego para incrementar aún más los resultados, al paso que se ahorra en el uso del valioso líquido elemento. El profesor Alejandro Pérez Pastor, de la Escuela de Agrónomos de la UPCT, lidera el proyecto con financiación europea Life + Irriman, centrado en esta singular estrategia hídrica.

El «riego deficitario», como se denomina esta técnica, hace tiempo que no es procedimiento experimental, sino que se aplica en miles de hectáreas de cultivos de la Región, donde está demostrando las ventajas halladas en este programa que comenzó en 2014 pero sobre la base de lustros previos de trabajo. De momento se han obtenido cuotas de reducción de agua y de fertilizantes, de hasta el 40 y el 30% (respecto a lo que recomienda Naciones Unidas, a través de la FAO), en cultivos de uva de mesa, albaricoques, melocotones, nectarinas, almendras y olivos, entre otros, a los que ya de por sí se venían aplicando los riegos con cuentagotas.

Obviamente no se trata de reducir los aportes de agua sin más, lo que podría comprometer la viabilidad del cultivo, sino que para ello precisa del uso de sensores y fórmulas a partir de modelos que los investigadores están encontrando para emplear las estrategias «durante unas determinadas fases fenológicas», de modo que ni la calidad del producto, ni la viabilidad futura del suelo se vean afectadas, e incluso se experimentan otras mejoras, como la reducción de hasta un 40% las emisiones de CO2, el menor uso de energía, la mejora de los acuíferos e incluso de algunas características del producto, como su color y su capacidad de conservarse bien durante más tiempo.

Abonos más limpios a partir de restos contaminantes de cerdos

Los purines derivados de las granjas de cerdos, muy abundantes sobre todo en Lorca, conforman un problema medioambiental de primer orden, por las dificultades de deshacerse de enormes cantidades de este material orgánico muy contaminante. Sin embargo, la ciencia está abriendo vías para darle la vuelta al problema y extraer de él una ventaja. La UPCT trabaja, en colaboración con la iniciativa privada, en aprovechar las propiedades nutritivas de estos deshechos para incrementar la producción agrícola y reducir, al paso, el uso de fertilizantes inorgánicos. La Politécnica cuenta incluso con una Cátedra en Gestión Medioambiental sostenible de la Producción Porcina, con investigadores que han conseguido «hasta un 80% de reducción del gasto en fertilizantes en cultivos de cereales de secano» mediante el uso de estos purines, según el director de la cátedra, Ángel Faz.

«La utilización agronómica del purín como fertilizante orgánico puede mitigar el déficit hídrico y el deterioro de la fertilidad del suelo, pues mejora sus condiciones edáficas y supone una fuente de nutrientes», insiste. La doctora Angélica Terrero, en esta línea, leyó el año pasado su tesis sobre el desarrollo de un sistema integral de bajo coste para la depuración de purines de cerdos.

La investigadora ha demostrado cómo, a partir del tratamiento en humedales artificiales, se consigue un subproducto reutilizable mientras se obtiene una eficiencia en la reducción de nitrógeno de un 67%, del fósforo de un 98% y de un 80% de los sólidos totales en suspensión.

 

Fuente: laverdad.es

2022-10-26T16:47:14-03:00
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