Tucumán: Hay que aprovechar la veta de la biotecnología

Científicos tucumanos obtuvieron el premio ArgenInta 2011 por su aporte a la producción de limones libres de contaminantes.
«La experiencia de trabajar con el medio te abre la cabeza a otras problemáticas porque ves cómo desde nuestros laboratorios podemos aportar al medio. Nos sorprendió el premio porque viene del INTA» afirma Viviana Rapisarda codirectora de un grupo de científicos tucumanos que obtuvieron el premio ArgenInta 2011 a la calidad agroalimentaria por su aporte a la producción sustentable de limones. La sorpresa tiene sus motivos: hasta hace unos años a la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) como a muchas de las universidades públicas argentinas se la criticaba por ser «una isla» en la que se investigaba a espaldas del medio.

El equipo que dirige Luisa Rodríguez Montelongo desarrolló un tratamiento no tóxico poscosecha para dañar los microorganismos patógenos que están presentes en la superficie de limones sanos y que actúan como traba para el ingreso de la fruta a los mercados internacionales. Los tratamientos que se pretenden reemplazar son los que emplean productos que tienen una toxicidad reconocida y que dejan altos niveles de residuos en las frutas destacó la directora de la investigación.

Esfuerzo

El premio reconoce el esfuerzo puesto en la labor de investigación del grupo que dirige Rodríguez Montelongo y el trabajo que se realizó en el marco de la tesis doctoral de la bioquímica Luciana Cerioni. En la investigación participaron Cerioni Sabrina Volentini Carla Rocha Jacqueline Ramallo Mirna Hillal Fernando Prado Rapisarda y Montelongo y las instituciones comprometidas fueron el Insibio (UNT-Conicet) el Instituto de Química Biológica de la Facultad de Bioquímica Química y Farmacia de la UNT; el Laboratorio de Desarrollo e Investigación de la Citrícola San Miguel Cátedra de Fisiología Vegetal de la Facultad de Ciencias Naturales y el INTA con el apoyo de la Asociación Tucumana de Citrus.

«Desde hace unos años se trató de incentivar una especie de apertura al medio para volcar el conocimiento que se está generando en la universidad. Y empezaron a surgir estas líneas de trabajo» afirmó Rapisarda.

De todos modos Rodríguez Montelongo reivindicó la función de la investigación básica. «Yo quiero destacar la importancia de la investigación básica. Porque el tipo de sustancias que usamos para nuestra investigación vienen siendo usadas desde hace muchos años para el control de microorganismos; y sé de gente en Estados Unidos a la que no le daban resultados estos compuestos; y sí se lo dan al investigador básico que está todo el día metido en el laboratorio buscándoles la vuelta a los procesos. Entonces a veces ese tipo de investigación es la que abre las puertas para que a un compuesto al que no se le encontraba la aplicación ahora se le encuentre la vuelta».

Rapisarda por su parte destacó que en la UNT hay que incorporar el emprendedurismo. «Hay carreras que están más enfocadas en esa dirección; y hay otras como las nuestras que están empezando a transitar esos recorridos. A los alumnos -enfatiza- les tenemos que empezar a recalcar que nuestros egresados tienen un abanico de opciones más amplio que el presente. El negocio de la industria biotecnológica en el mundo es impresionante y hay que aprovechar esa veta».

Fuente: lagaceta.com.ar

2017-11-01T19:19:06-03:00

Tucumán: Hay que aprovechar la veta de la biotecnología

Científicos tucumanos obtuvieron el premio ArgenInta 2011 por su aporte a la producción de limones libres de contaminantes.
«La experiencia de trabajar con el medio te abre la cabeza a otras problemáticas porque ves cómo desde nuestros laboratorios podemos aportar al medio. Nos sorprendió el premio porque viene del INTA» afirma Viviana Rapisarda codirectora de un grupo de científicos tucumanos que obtuvieron el premio ArgenInta 2011 a la calidad agroalimentaria por su aporte a la producción sustentable de limones. La sorpresa tiene sus motivos: hasta hace unos años a la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) como a muchas de las universidades públicas argentinas se la criticaba por ser «una isla» en la que se investigaba a espaldas del medio.

El equipo que dirige Luisa Rodríguez Montelongo desarrolló un tratamiento no tóxico poscosecha para dañar los microorganismos patógenos que están presentes en la superficie de limones sanos y que actúan como traba para el ingreso de la fruta a los mercados internacionales. Los tratamientos que se pretenden reemplazar son los que emplean productos que tienen una toxicidad reconocida y que dejan altos niveles de residuos en las frutas destacó la directora de la investigación.

Esfuerzo

El premio reconoce el esfuerzo puesto en la labor de investigación del grupo que dirige Rodríguez Montelongo y el trabajo que se realizó en el marco de la tesis doctoral de la bioquímica Luciana Cerioni. En la investigación participaron Cerioni Sabrina Volentini Carla Rocha Jacqueline Ramallo Mirna Hillal Fernando Prado Rapisarda y Montelongo y las instituciones comprometidas fueron el Insibio (UNT-Conicet) el Instituto de Química Biológica de la Facultad de Bioquímica Química y Farmacia de la UNT; el Laboratorio de Desarrollo e Investigación de la Citrícola San Miguel Cátedra de Fisiología Vegetal de la Facultad de Ciencias Naturales y el INTA con el apoyo de la Asociación Tucumana de Citrus.

«Desde hace unos años se trató de incentivar una especie de apertura al medio para volcar el conocimiento que se está generando en la universidad. Y empezaron a surgir estas líneas de trabajo» afirmó Rapisarda.

De todos modos Rodríguez Montelongo reivindicó la función de la investigación básica. «Yo quiero destacar la importancia de la investigación básica. Porque el tipo de sustancias que usamos para nuestra investigación vienen siendo usadas desde hace muchos años para el control de microorganismos; y sé de gente en Estados Unidos a la que no le daban resultados estos compuestos; y sí se lo dan al investigador básico que está todo el día metido en el laboratorio buscándoles la vuelta a los procesos. Entonces a veces ese tipo de investigación es la que abre las puertas para que a un compuesto al que no se le encontraba la aplicación ahora se le encuentre la vuelta».

Rapisarda por su parte destacó que en la UNT hay que incorporar el emprendedurismo. «Hay carreras que están más enfocadas en esa dirección; y hay otras como las nuestras que están empezando a transitar esos recorridos. A los alumnos -enfatiza- les tenemos que empezar a recalcar que nuestros egresados tienen un abanico de opciones más amplio que el presente. El negocio de la industria biotecnológica en el mundo es impresionante y hay que aprovechar esa veta».

Fuente: lagaceta.com.ar

2012-03-02T00:00:00-03:00
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